sábado, 8 de mayo de 2010

¿La fe tiene algo que decir sobre el voto?


Hay quien piensa que la Iglesia tiene poco que decir sobre el voto de los fieles. Se equivoca.

Hay también quien piensa que temas como el aborto, la despenalización de las drogas o las uniones homosexuales juegan un factor de segundo o tercer nivel en el voto de los católicos. Se equivoca.

Es cierto que para votar es conveniente estar bien informado. Contar con varios criterios.... la vida, la familia, la educación, la salud, el empleo, la seguridad, la economía, la conservación del ambiente... sin duda, los elementos a considerar son numerosos. No cabe duda de que algunos son más importantes que otros.

Me permito citar unas líneas y que quieren sugieren cuáles serían los temas decisivos en política:

"(Objeción:) Bueno, pero pueden haber temas más importantes... (temas más importantes que el aborto o las uniones homosexuales, se entiende)...

(Respuesta:) La relativización del derecho a la vida es de tal gravedad, que no admite justificaciones ni maniobras políticas. Es una injusticia que golpea el corazón de la persona humana y ataca los cimientos de la sociedad. El derecho a la vida es el primero y el sustento de todos los demás derechos, y no puede recuperarse una vez que se pierde.

El respeto por la vida humana es un principio que no admite ser negociado, y por lo tanto no se puede poner en el mismo plano de otros asuntos como el medio ambiente, el desempleo, la salud, u otros. Que un candidato esté de acuerdo con la despenalización (del aborto) hace que votar por él sea totalmente inaceptable, independientemente de lo atractivo que resulte su posición en otras materias.



Supongamos que hay un candidato con gran carisma, excelentes propuestas políticas y una hoja de vida impecable, pero que es un abierto promotor de la esclavitud o el nazismo. ¿Cómo podría ser éste un representante de la sociedad?


Un político que niega su solidaridad a los más débiles y necesitados de protección, como son los bebés por nacer, promueve una cultura en la que finalmente se le puede negar la solidaridad a cualquiera." FUENTE: (http://votoporlavida2010.blogspot.com/ citado el 8 de mayo de 2.010)

No sobra recordar que la Santa Sede, no sólo no impide a los laicos participar en política sino que invita a todos a tomarse muy en serio el deber de sumarse a la construcción de la vida social y a la tarea de llevar los valores del Evangelio al escenario público.



Discusión sobre principios:

1. El derecho a la vida.

Esta tesis que otorga importancia decisiva al derecho a la vida no sólo pertenece al ámbito racional sino también al núcleo de la fe cristiana desarrollada en la Doctrina Social de la Iglesia ratificada por el Santo Padre Juan Pablo II.

En el Número 155 del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia (en el que se habla de los derechos humanos) se afirma que el primero de los derechos fundamentales es el derecho a la vida:


"El primer derecho (...) es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural, que condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho y comporta (...) la ilicitud de toda forma de aborto provocado y de eutanasia." (CDSI. No.155)

Hablando del papel de los políticos en la vida política el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia continúa:

"Cuando en ámbitos y realidades que remiten a exigencias éticas fundamentales se proponen o se toman decisiones legislativas y políticas contrarias a los principios y valores cristianos, el Magisterio enseña que « la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral ». CDSI. No. 570)

Un político católico podría votar una ley del aborto sólamente manifestando su oposición al aborto y sólo si su objetivo es abrogarla o restringirla: "Es emblemático al respecto, el caso de una ley abortista. Su voto, en todo caso, no puede ser interpretado como adhesión a una ley inicua, sino sólo como una contribución para reducir las consecuencias negativas de una resolución legislativa, cuya total responsabilidad recae sobre quien la ha procurado."

"Téngase presente que, en las múltiples situaciones en las que están en juego exigencias morales fundamentales e irrenunciables, el testimonio cristiano debe ser considerado como un deber fundamental que puede llegar incluso al sacrificio de la vida, al martirio, en nombre de la caridad y de la dignidad humana."


No quisiera saturar este artículo de citas y textos. Sólo poner de manifiesto que la defensa o el ataque a la vida y la familia (según el Magisterio de la Iglesia) no es una cuestión accidental ni secundaria a la hora de votar sino decisiva y fundamental (por supuesto, para los católicos). El derecho a la vida no es materia negociable. Es claro que para el sentir de la Iglesia, la vida y la familia juegan una importancia fundamental, incluso sobre otros elementos de gran importancia, como la economía o la conservación del ambiente.

Al respecto de la legalización del aborto, el Papa Benedicto XVI, siendo aún Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, señaló: “Los católicos, en esta grave circunstancia, tienen el derecho y el deber de intervenir para recordar el sentido más profundo de la vida y la responsabilidad que todos tienen ante ella. Juan Pablo II ha reiterado muchas veces que quienes se comprometen directamente en la acción legislativa tienen la «precisa obligación de oponerse» a toda ley que atente contra la vida humana. Para ellos, como para todo católico, vale la imposibilidad de participar en campañas de opinión a favor de semejantes leyes, y a ninguno de ellos les está permitido apoyarlas con el propio voto“. (Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, Congregación para la Doctrina de la Fe, 16 de enero, 2003 )

Y juntamente sobre el tema de la vida y de la familia (uniones homosexuales) se han pronunciado nuestros pastores para iluminar cómo debe ser nuestra participación en la vida pública.


2. La familia

Quizá el lector conozca el documento Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales firmada por el entonces Cardenal Ratzinger el 3 de junio de 2.003 y también la Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, del 24 de noviembre de 2002. Me permito citarlos aquí para refrendar las ideas que planteo.


El cardenal Ratzinger afirma que todos los católicos estamos llamados a oponernos al reconocimiento legal de las uniones homosexuales. Esto vale en especial para los políticos católicos:


"Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial, según la responsabilidad que les es propia. Ante proyectos de ley a favor de las uniones homosexuales se deben tener en cuenta las siguientes indicaciones éticas." (Congregación para la Doctrina de la fe, No. 10., 3 de junio de 2.003)

¿No cabría decir lo mismo de los católicos que eligen candidatos que apoyan estas posturas? ¿No se sigue de ello que debemos evitar apoyar candidatos cuyo programa político esté directamente influenciado por la agenda gay?


Es sabido que, dejando firme su oposición a la discriminación y maltrato de los homosexuales, la Iglesia se opone al reconocimiento legal de dichas parejas y a la adopción de niños por parte de las mismas.

En Estados Unidos, México, Inglaterra, Portugal los obispos se opusieron a la ley que permite tanto la legalización de parejas homosexuales como la adopción de niños por parte de éstos. (http://www.libertadreligiosa.net/noticia15.htm). La adopción de niños es sólo una de las consecuencias (a mediano plazo) del reconocimiento de los matrimonios homosexuales.



"En el caso de que en una Asamblea legislativa se proponga por primera vez un proyecto de ley a favor de la legalización de las uniones homosexuales, el parlamentario católico tiene el deber moral de expresar clara y públicamente su desacuerdo y votar contra el proyecto de ley. Conceder el sufragio del propio voto a un texto legislativo tan nocivo del bien común de la sociedad es un acto gravemente inmoral." (CONSIDERACIONES ACERCA DE LOS PROYECTOS DE RECONOCIMIENTO LEGAL DE LAS UNIONES ENTRE PERSONAS HOMOSEXUALES, Congregación para la Doctrina de la fe, No. 10., 3 de junio de 2.003)

Las consideraciones de la Congregación tienen como fin "iluminar la actividad de los políticos católicos, a quienes se indican las líneas de conducta coherentes con la conciencia cristiana para cuando se encuentren ante proyectos de ley concernientes a este problema. Puesto que es una materia que atañe a la ley moral natural, (..) se proponen no solamente a los creyentes sino también a todas las personas comprometidas en la promoción y la defensa del bien común de la sociedad."

Pero acaso no es ser míope afirmar que estas indicaciones valen sólamente para los parlamentarios católicos y no para los votantes católicos que escogen los parlamentarios y las políticas que ellos ejecutarán.

Por citar sólo uno de los argumentos del Documento:

"La sociedad debe su supervivencia a la familia fundada sobre el matrimonio. La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio, que se convierte en una institución que, en su esencia legalmente reconocida, pierde la referencia esencial a los factores ligados a la heterosexualidad, tales como la tarea procreativa y educativa. Si desde el punto de vista legal, el casamiento entre dos personas de sexo diferente fuese sólo considerado como uno de los matrimonios posibles, el concepto de matrimonio sufriría un cambio radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo la unión homosexual en un plano jurídico análogo al del matrimonio o la familia, el Estado actúa arbitrariamente y entra en contradicción con sus propios deberes."

Es preocupante ver que algunos candidatos cuyas políticas y programas son evidentemente contrarios a la vida y la familia encuentren apoyo, resplado y difusión entre católicos que, o no advierten, o parecen non querer advertir, las graves implicaciones de dichas agendas políticas contrarias a la vida y la familia, y que contradicen directamente los principios morales de la fe.



El compromiso cristiano no se reduce a unas oraciones cotidianas, a la vida privada. Debe impregnar cada instante de la vida. Es más, está llamada a hacerse pública, a ser visible también en el campo de la política. La Santa Sede invita a un compromiso de los católicos en la vida pública. Este compromiso pasa también por la necesidad de despertar las conciencias adormecidas de muchos cristianos a sumarse ala defensa de los derechos humanos fundamentales y las implicaciones nocivas de ciertas políticas públicas.

Juan Guillermo Delgado Martínez
Licenciado en Filosofía
juangdelgado.blogspot.com


Mis Fuentes:
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
http://votoporlavida2010.com/
http://votoporlavida2010.blogspot.com/
Nota sobre la participación de los católicos en la política. Congregación Doctrina de la Fe.
Consideraciones acerca del reconocimiento legal de uniones homosexuales. Congregación para la Doctrina de la Fe.
Nota de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española con ocasión de algunas iniciativas legales recientes
Un católico no puede votar por un candidato abortista
El Papa desenmascara la contradicción que implica el desprecio de la política
El Papa recuerda a los políticos católicos su identidad cristiana

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